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La práctica de probar bebidas y alimentos con el fin de analizar su estado, valorarlos y describirlos es tan antigua como el ser humano. Ya en las primeras civilizaciones los reyes y los poderosos contaban con personal dedicados a estos menesteres. Aunque en muchos casos el objetivo era evitar envenenamientos, generalmente los probadores eran los encargados de garantizar que las bodegas de sus señores estuviesen servidas con los mejores productos. El encargado de esa tarea recibía el nombre de copero y dada la tarea que tenía encomendada debía ser una persona de absoluta confianza. Es más, ser nombrado copero era todo un motivo de orgullo por el ascenso social que representaba para el poseedor del título y su familia. 

 

De la importancia de estos primeros catadores da fe incluso la piedra Rosetta. En este fragmento de un antiguo monumento egipcio del año 196 a.C. que permitió descifrar el significado de los jeroglíficos se menciona repetidas veces a los coperos. Mucho antes, concretamente en el 2300 a.C. y en el marco de la que probablemente sea la primera civilización cervecera de la historia, nos encontramos con Sargón I. El creador del Imperio acadio comenzó su “carrera” como copero de Ur-Zababa, el rey de Kish en Sumeria. Sus descendientes gobernarían Mesopotamia durante los siguientes 150 años. Sargón es una buena inspiración para aquellos que quieran comenzar desde abajo una carrera en el mundo de la cerveza

 

En la Europa medieval los catadores adquirieron nuevas responsabilidades; en ellos recaía el trabajo de valorar la calidad de las cervezas para tasarlas y cobrar los correspondientes impuestos. Incluso los monasterios contaban con un hermano que se había especializado en esta tarea pero su fin era localizar los mejores lotes para mejorar el proceso. Seguramente era un cargo para el que no faltaban opositores dentro de las paredes de la abadía. 

 

Como función descrita, la cata moderna apareció por primera vez en 1519 y la metodología fue desarrollada en el siglo XVIII, siendo el vino su principal destinatario. En los últimos 50 años la cata ha llegado a la cerveza, si bien mucha de la terminología sigue teniendo una base en la del vino, la existencia de escuelas y organismos especializados hace que cada vez tenga mayor personalidad.