Con la salvedad de la prohibición de la venta a menores, el encanto de los “growlers” quizás lo encontremos en la bucólica imagen de un chico caminando feliz con un recipiente de cristal lleno de leche, vino o cerveza. La compra a granel ha vuelto y la cerveza no es una excepción, pero sus premisas son algo diferentes.
Mientras que en el caso de cereales, legumbres o pasta el fin último es el ahorro o el compromiso con el medioambiente, el fenómeno de los growlers también está acompañado por el interés en productos únicos.
EL TIPO DE ENVASADO QUE RESURGIÓ CON LA CERVEZA CRAFT
El hábito de acudir con una botella vacía para ser rellenada en la cervecería había quedado relegado a pequeños productores de Alemania, Bélgica o República Checa que carecían de línea de envasado, pero el auge de la cerveza craft, con sus recetas de edición limitada elaboradas en lotes muy cortos, ha traído consigo un regreso a esa antigua forma de comercio.
EL ORIGEN DE LOS GROWLERS
Aunque su origen es bastante difuso, no hay duda de que el término es bastante anterior a la llamada “revolución de la cerveza artesanal”. Algunos sostienen que proviene del sonido que surgía al destapar el recipiente: al escapar el gas contenido en la botella que había sido rellenada en la cervecería o en el pub se oía una especie de “growl”, un gruñido. Otros, sin embargo, creen que el gruñido era lo que se escuchaba cuando cliente y cervecero discutían acerca del contenido del envase. Ambos pensaban que estaban siendo engañados. Aún hay alguna teoría más aventurada, esta que propone que el “growl” sería el quejido de las tripas de los trabajadores que esperaban la botella de cerveza que habían mandado comprar al aprendiz para acompañar su almuerzo en la fábrica.
Ese catálogo de posibles orígenes es tan amplio como el tipo de “growlers” que podemos encontrar en el mercado actual.
TIPOS DE GROWLERS
La oferta va desde el clásico envase de cristal con cierre mecánico, a ligeros envases metálicos que conservan la temperatura, e incluso encontraremos diseños que incluyen una minúscula bombona de gas que hará que nuestra cerveza siempre esté viva.
En los últimos años los sistemas de llenado también han evolucionado y cada vez son más frecuentes mecanismos que reducen la pérdida de propiedades del líquido al pasar del barril al growler.
Lo que no debería variar es la obsesión por la limpieza del envase. Tras el placentero consumo deberemos limpiar meticulosamente nuestro growler para dejarlo listo para la siguiente remesa de cerveza.