A Coruña alberga 12 iglesias y monasterios imprescindibles que van desde joyas románicas del siglo XII hasta obras barrocas del XVIII.
Destacan la iglesia de Santiago (la más antigua), Santa María del Campo con sus tres portadas únicas, y los monasterios cistercienses de Sobrado dos Monxes y Monfero. Una ruta de 2 días permite descubrir este patrimonio religioso que conecta con la auténtica tradición gallega.
Las 12 iglesias y monasterios imprescindibles de A Coruña
A Coruña y sus alrededores concentran un patrimonio religioso que abarca desde el románico del siglo XII hasta el barroco del XVIII. Cada templo cuenta una historia particular: desde puntos de acogida para peregrinos marítimos hasta obras maestras de arquitectos como Fernando de Casas Novoa. Te llevamos en un recorrido por los 12 lugares que mejor representan la tradición espiritual gallega.
1. Iglesia de Santiago: la más antigua de la ciudad
Edificio románico de la "zona vieja" de la ciudad, realizado en mampostería (1217), que contaba con tres naves, hoy con una sola dividida en cuatro tramos por medio de arcos ojivales que descansan sobre tres semicolumnas, decoradas con motivos del Camino de Santiago.
La iglesia de Santiago marca el inicio de cualquier ruta por el patrimonio religioso coruñés por una razón poderosa: es el templo que recibía a los peregrinos que llegaban por mar al puerto de A Coruña. Estaba dedicada en sus orígenes a los peregrinos que venían a Compostela por mar, convirtiéndose en la primera parada espiritual del Camino Inglés.
Su portada occidental es una auténtica lección de arte románico: arco con tres arquivoltas decoradas, donde la segunda tiene veinte ángeles portando los símbolos de la Pasión. Los tres ábsides semicirculares, la torre de campanario de 1607 y la capilla sepulcral de San José demuestran cómo el templo evolucionó sin perder su esencia medieval.
2. Colegiata de Santa María del Campo: triple portada única
Situada cerca de la de Santiago, en la que destacan sus tres magnificas portadas, Santa María del Campo representa uno de los conjuntos góticos más importantes de Galicia. Construida entre los siglos XII y XIV, estaba situada fuera de las antiguas murallas de la ciudad, de ahí su nombre.
En 1441 recibió el título de colegiata del arzobispo de Compostela, Don Lope de Mendoza, y fue declarada Bien de Interés Cultural desde 1931. Su triple portada no tiene parangón en el románico gallego: cada una presenta programas iconográficos distintos que narran episodios bíblicos con una maestría escultórica excepcional.
3. Iglesia de Santo Domingo: renacida de las cenizas
Iglesia barroca en el Convento de Santo Domingo abierta al culto en 1613, aprovechando los restos del templo anterior destruido por los ingleses en 1589. La historia de Santo Domingo ejemplifica la resistencia del patrimonio religioso coruñés ante las adversidades históricas.
El templo actual presenta planta de cruz latina con una sola nave en el brazo mayor, cubierta con bóveda de cañón con lunetas y cúpula en el crucero. En 1663 se construye la capilla de los Remedios y poco después la del Rosario, patrona de la ciudad, estableciendo una devoción mariana que perdura hasta hoy.
Un detalle fascinante es que conserva al exterior del muro de cabecera de la capilla mayor o presbiterio, un tímpano románico-ojival con la Virgen sentada con el Niño, procedente de una de las portadas de la iglesia primitiva. Esta pieza arqueológica conecta el templo barroco con sus orígenes medievales, creando un diálogo entre épocas que enriquece la visita.
4. Iglesia de San Xurxo: la joya jesuita
Su construcción se realiza en varias fases, todas ellas durante el s. XVIII, a excepción de la torre sur (1906). San Xurxo (San Jorge) representa la arquitectura jesuita en A Coruña, siguiendo los cánones establecidos por la Compañía de Jesús para sus templos.
La iglesia sigue el esquema constructivo del Jesús de Vignola: planta de cruz latina con tres naves separadas por pilares, central el doble de ancha que las laterales. Este modelo arquitectónico, replicado en ciudades jesuitas de todo el mundo, encuentra en A Coruña una interpretación singular adaptada al granito gallego.
El transepto de una sola nave y la cabecera con organización tripartita, donde el ábside central es más profundo y elevado que los laterales, crean un espacio de gran solemnidad. Las naves con bóveda de medio cañón reforzada por arcos fajones y la bóveda de crucería nervada en el crucero demuestran la maestría técnica de los arquitectos del XVIII.
5. Iglesia de San Francisco: historia franciscana
Fundada en 1214, supuestamente por un discípulo de San Francisco, se incendia ante el ataque de los ingleses. La iglesia de San Francisco encarna la presencia franciscana en A Coruña, con una historia marcada por la destrucción y la reconstrucción.
La iglesia actual presenta planta de cruz latina con tres naves y tres capillas, la central poligonal de siete lados y las otras dos rectangulares. Los arcos apuntados de la nave central, apoyados sobre semicolumnas con capiteles vegetales, revelan la transición del románico al gótico en el siglo XIII.
Los capiteles decorados merecen atención especial: vegetal (hojas de acanto, piñas, aves androcéfalas, monstruos y cabezas). Esta riqueza iconográfica convierte cada columna en un libro de piedra donde los maestros canteros plasmaron su imaginario medieval. La fachada principal, actualmente tapiada, conserva un arco de medio punto con tres arquivoltas que evidencia la calidad del proyecto original.
6. Convento de las Capuchinas: la obra de Casas Novoa
Iglesia Barroca de principios del XVIII, siendo autoría de Fernando de Casas y Novoa. Las Capuchinas representan una de las obras más refinadas del gran arquitecto gallego, creador de la fachada del Obradoiro en Santiago de Compostela.
Se accede por una pequeña escalinata y encontramos capillas abiertas en los laterales, con una fachada que muestra la elegancia compositiva característica de Casas Novoa. En el interior destaca un cuadro de San Francisco que completa el programa iconográfico franciscano del convento.
La iglesia forma parte de un monasterio de clausura, lo que añade un componente de vida contemplativa activa. Las religiosas elaboran la famosa tarta de Santiago y otros dulces tradicionales gallegos, manteniendo vivas las tradiciones culinarias monásticas.
7. Iglesia Castrense de San Andrés: neorrománico del siglo XIX
Entre 1881 y 1884, Eusebio da Guarda construye la actual iglesia que se puede considerar neorrománica. San Andrés representa un caso singular: una iglesia del siglo XIX que recupera conscientemente el lenguaje románico medieval, demostrando la pervivencia de esta tradición arquitectónica en Galicia.
El edificio, de perfecta cantería, desarrolla una sola nave dividida en cinco tramos con nártex a los pies y un ábside semicircular. La cubierta con bóveda de crucería para la nave y terceletes en el ábside. Descansan en el interior sobre columnas encajadas con decoración vegetal, y por el exterior sobre contrafuertes.
La fachada merece especial atención: se divide en dos cuerpos, el inferior con una portada abocinada y puerta con arco de medio punto y arquivoltas decoradas con motivos geométricos, junto con un tímpano de arquillos ciegos. La superior presenta tres paños con ventanas de arcos de medio punto y rosetones con motivos geométricos y vegetales, rematada con una torre que termina en chapitel piramidal.
8. Monasterio de Santa María de Sobrado dos Monxes: grandeza cisterciense
Gran complejo que alcanzó su apogeo en los s. XV y XVI. Abandonado en el siglo pasado, fue nuevamente ocupado y restaurado desde finales de los años 50.. Sobrado dos Monxes, situado a unos 50 kilómetros de A Coruña, representa la monumentalidad del arte cisterciense en Galicia.
El monasterio conserva elementos de todas las épocas de su construcción. La iglesia actual es Barroca, del S XVII. Destacan las capillas de la Madalena y la del Rosario, y la sacristía Renacentista (obra de Juan de Herrera). La conexión con Juan de Herrera, arquitecto del Escorial, eleva el prestigio artístico del conjunto.
Los tres claustros constituyen el verdadero tesoro de Sobrado: el de la hospedería, el de las procesiones y el grande, la sala capitular, su espectacular cocina y el comedor, completan las principales estancias. La cocina medieval, con su chimenea central de dimensiones catedralicias, ejemplifica la funcionalidad y belleza de la arquitectura monástica.
9. Monasterio de Santa María de Monfero: la cúpula italiana
Cenobio cisterciense, compuesto por Iglesia, sala capitular, capillas laterales, baptisterio, tres claustros: Hospedería, Procesional y Dormitorio, Refectorio y cocina, fundado por el rey Alfonso VII a principios del siglo XII, renovado completamente en el XVII, por lo que predomina el estilo barroco.
La iglesia de Monfero sorprende por su audacia arquitectónica: consta de una Iglesia con planta de cruz latina, con una sola nave de grandes dimensiones sobre la que se abre una espectacular cúpula octogonal, de influencias italianas. Esta cúpula-cimborrio octogonal con ventanas en el tambor representa una de las soluciones espaciales más innovadoras del barroco gallego.
En la cabecera, una gran capilla mayor rectangular con girola enmarcada por dos capillas rectangulares de escasa profundidad demuestra la sofisticación del programa litúrgico cisterciense. La gran bóveda de cañón casetonada revela la influencia del Renacimiento italiano filtrada a través del barroco español.
10. Monasterio de San Salvador de Bergondo: románico benedictino
El monasterio de San Salvador de Bergondo es un conjunto arquitectónico benedictino, construido a finales del siglo XII. Constituye un buen ejemplo del arte monacal propio del románico gallego. Bergondo, a pocos kilómetros de A Coruña, ofrece una experiencia íntima del románico monástico.
El monasterio muestra características parecidas al monasterio de Cambre, pero el de San Salvador sufrió avatares que no le dejaron alcanzar todo su apogeo. Por ejemplo, un nefasto incendio en 1338 destruyó gran parte de la iglesia, así como el archivo y la biblioteca, de incalculable valor patrimonial.
La reconstrucción posterior por iniciativa de los Andrade, señores feudales de la comarca, muestra cómo la nobleza gallega protegía el patrimonio monástico. Aunque más modesto que otros conjuntos cistercienses, Bergondo conserva la esencia del románico benedictino con su iglesia de cabecera triple y su claustro de proporciones armoniosas.
11. Iglesia de Santa María de Cambre: influencias compostelanas
Se trata de una de las iglesias más representativas del románico gallego (siglo XII), con evidentes influencias compostelanas. Emplazada en el centro del núcleo de Cambre, la iglesia no ha sido absorbida por los edificios colindantes y desde distintos puntos de su entorno ajardinado puede disfrutarse de peculiares perspectivas del templo.
Santa María de Cambre destaca por su excepcional programa escultórico. Levantada en sillería de granito, desarrolla una planta de cruz latina con tres naves y un deambulatorio con cinco capillas. En la fachada principal destaca la puerta con arco de medio punto sustentado por cuatro columnas con capiteles, arquivoltas ornamentadas (motivos vegetales, elementos geométricos y escenas bíblicas) y dos machones con figuras de ángeles que sustentan un tímpano decorado con medallón.
Las cinco capillas absidales forman un conjunto elegante y armonioso que convierte a Cambre en referencia del románico cisterciense gallego. La influencia compostelana se aprecia en la calidad de los capiteles historiados y en la sofisticación del programa iconográfico, que conecta directamente con los talleres de la catedral de Santiago.
12. Iglesia de San Nicolás: elegancia neoclásica
La iglesia de San Nicolás, construida en el siglo XVIII, cierra nuestro recorrido con una muestra de la arquitectura religiosa neoclásica en A Coruña. Situada en una animada plaza que lleva su mismo nombre, esta iglesia es un lugar popular tanto para los fieles como para los turistas.
La fachada de la iglesia es impresionante con columnas y esculturas que añaden un toque de grandiosidad al edificio. El interior de la iglesia es un verdadero tesoro con retablos dorados, frescos y esculturas que adornan cada rincón. La nave central, espaciosa y luminosa, proporciona un espacio acogedor que contrasta con la austeridad románica de otros templos del recorrido.
San Nicolás representa la evolución del gusto artístico coruñés hacia formas más clásicas, manteniendo la tradición de la talla en madera dorada que caracteriza el arte sacro gallego. La Iglesia de San Nicolás también es conocida por su vibrante vida parroquial con numerosas actividades y eventos que atraen a la comunidad local y a los visitantes, demostrando que estos templos mantienen su función espiritual y social.
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